CAFÉ EN MARCALA
El café, sin duda, es parte esencial de la cultura de los habitantes de Marcala, por lo que es importante conocer los acontecimientos históricos que nos han llevado a esta privilegiada circunstancia. ¿Cómo se transformó Marcala en municipio cafetalero? ¿Por qué sus habitantes se volcaron con decisión al cultivo de este grano? ¿Desde cuándo se aprovechó su estratégica ubicación geográfica y su clima, hasta encontrar la calidad deseada en sus productos? ¿Cómo llegamos, después de más de un siglo de tradición, a producir un café con estándares únicos a escala mundial? Este estudio intenta contestar esas interrogantes; por ello, para indagar la situación histórica de la región occidental de Honduras y descubrir los pasos que nuestros antepasados dieron para construir la economía cafetalera que hoy tenemos, nos trasladaremos al siglo XIX.
La Caficultura en Marcala en el siglo XX
En el siglo XX la caficultura siguió expandiéndose en el área de Marcala, y se contaba con una cantidad considerable de plantaciones y un buen número de familias dedicadas a este rubro. En aquel momento ya se puede observar una estructura social claramente definida, resaltando en su cúspide las familias dedicadas al cultivo y comercialización del café.
En ese tiempo la finca cafetalera ya se había expandido, con buen suceso, a los municipios vecinos de Opatoro, Santa María, San José, Tutule y Santiago Puringla; y, en menor escala a Chinacla, Santa Elena, Cuyas poblaciones mejoraban su nivel de vida con los ingresos producidos por el café.; la mayoría eran pequeños productores que lograron, poco a poco, un nivel económico que no hubiese sido posible con los cultivos tradicionales de maíz y frijol. Ellos iniciaron una reforma en cuanto al uso y distribución de la tierra, dando paso a una gradual transformación de la economía campesina; de la escala de subsistencia a una economía comercial.